
Hay gente que no se calla
que parlotea el lenguaje;
hace alarde de su traje
y su palabra avasalla.
Hay quien vive esa batalla
de gritar perdidamente,
saben hacerse presente
a través de muchos ruidos
y se piensan distinguidos
con su decir elocuente.
Sin embargo ya sabemos
que aunque mucho, mucho digan,
lo que en su mente persigan
es algo que comprendemos.
Ya por suerte conocemos
a los que viven ladrando;
vociferan esperando
que su palabra recuerde,
perro que ladra, no muerde,
aunque se mueran... gritando.
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